Siguiendo las huellas de Viktor Frankl.
Este presente articulo no es un resumen del famoso libro de Viktor Frankl: El hombre en busca de sentido.
Este articulo es más bien el listado de algunas ideas que me aparecieron a la lectura del libro de Viktor Frankl: algunas son mas personales y otras mas relevante en el ámbito profesional, como en el coaching.
Cualquiera persona que desearía saber mas sobre el autor, antes de leer cualquier de sus libros, podrá encontrar numerosos artículos y biografías sobre el hombre, su vida y su escalofriante experiencia de sobrevivencia en los campos nazis.
Desde los números hasta la teoría de la personalidad.
Los números transforman a las víctimas en una masa fungible de cuerpos anónimos y despojados de alma, en lugar de verlas como los seres humanos individuales que alguna vez fueron. Todos los que hemos vivido el Holocausto tenemos una historia personal digna de ser narrada, aunque sea por le mero hecho de ponerle rostro humano a la experiencia.” (Thomas Buergenthal, Un niño afortunado, Barcelona, Plataforma, 2008, pp.10-11.)
La dramática historia de la familia Frankl empieza con la observación de los primeros índices de lo que iba a suceder en la cuidad de Viena en los años 30-40: destrucción de sinagogas, confinamiento, deportaciones.
Lo cual, eso supone para Viktor Frankl tomar una primera y gran decisión: ¿quedarse o marcharse?
Frente a esa gran responsabilidad personal, Viktor Frankl decide quedarse para cuidar de sus padres: “unas semanas después la familia Frankl fue deportada”.
Este primer suceso nos enseña que estas decisiones son las que determinan realmente y con fuerza, dramáticamente en este caso, la ética de un hombre: o bien te confrontas al aspecto dramático de tu destino o intentas colaborar con él, esquivando de hecho los aspectos espinosos de la vida, escondiendo la pregunta del bien y del mal en la caja oscura de nuestra mente.
Tal pregunta, en tal época y frente a tales sucesos, se podía traducir de esta forma: ¿Colaborar o resistir?
Como nos lo indica el catedrático José Benigno Freire Pérez en el prefacio del Hombre en busca de sentido: Viktor Frankl es, como todos los grandes hombres, un hombre de contrastes, un hombre de la superación de sus proprios contrastes.
«(…) tanto en la naturalidad con que asume sus éxitos como en la fortaleza para superar sus fracasos; desde la intensidad de sus pasiones y proyectos, hasta la hondura de sus desencantos… Los hombres ilustres siempre recomienzan, y eso los convierte en admirables e imitables. Para hacerse imitable no se precisa esconder algún suceso oscuro o denigrante, pero si resulta necesario percibir el ángulo frágil de su entereza…» (Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido, ediciones Herder, Barcelona, 2021, pp 14-15.)
Permítame aquí hacer un paso de lado, desde mi punto de vista profesional: mucho se dice, y mucho se escribe, sobre el concepto de Leadership.
Pues aquí tenemos una de las claves mas potentes de lo que es el Leadership: para ser imitable es necesario percibir el ángulo frágil de su propria entereza; será la única forma de percibirlo en los otros, tal como será la única forma de entender sus enterezas.
Entrando en el campo nazi de Auschwitz, Viktor Frankl tuvo la oportunidad de experimentar los contrastes más violentos, o cambios psicológicos: el shock del internamiento, la extenuación, la malnutrición y el maltrato, el frio y las enfermedades, la cohabitación diaria con los moribundos y la presencia de la muerte… pero también una larga conversación con su amigo y actor alemán Benscher que, de alguna forma, “lo devolvió a la vida”.
Frankl nos habla, en este relato de una teoría de la personalidad de un hombre normal dentro de un contexto anormal o extraordinario.
«Resulta obvio que, en aquel “laboratorio de seres humanos que era el campo» (Jean Samuel), Frankl pudo experimentar situaciones impensadas e insospechadas para ahondar en el conocimiento del hombre. El aludo especialmente al sufrimiento, presente en el Lager en todas sus modalidades e intensidades. Estudio con detalle sus efectos en el psiquismo y observo como algunos reclusos se abatían o degradaban ante el sufrimiento, mientras otros parecían madurar interiormente. De esa observación dedujo que no es el sufrimiento en sí mismo el que madura o enturbia al hombre, es el hombre el que da sentido al sufrimiento.» Ibid., pp.22-23
Viktor Frankl nos ofrece aquí otra clave maestra desde el punto de vista de su teoría de la personalidad: no decido de todo lo que me ocurre, pero si puedo decidir de lo que hago con ello.
Desde la teoría de la personalidad hasta el sentido humano.
Esta última clave supone preguntar: ¿Cuál sería la definición del sentido de la vida para Viktor Frankl?
Para Frankl, el sentido de la vida no es nada abstracto o teórico, pero si más bien procede de una dimensión espiritual o “noologica”.
«Es más “una cuestión de hecho que de fe». Ibid., p-24
El sentido de la vida, tal que lo enfoca Viktor Frankl se construye con hechos familiares y auténticos:
- Amores,
- Amistades,
- Proyectos,
- Obligaciones y deberes,
- Sueños, etc.., etc.
Todo el material del día a día que puede servir de “palanca” para mover el ser humano hacia un nivel superior de realización y de satisfacción personal.
En mi ámbito profesional suelo decir que el sentido humano se establece desde 4 ideas sencillas:
- La posición de la persona en su momento de vida actual: ¿Qué puedo entender y decir desde mi punto de vista actual sobre mi propia vida presente?
- La dirección, o el proyecto, de vida de la persona imaginando, proyectando, lo que podría ser su futuro medio/lejano: ¿Desde mi posición de vida actual, que deseo conseguir dentro de 6 meses, un año, 3 años?
- La significación para mí: ¿Porque eligió estas direcciones, personas, actividades, retos… y no otros?
- La representación y la identificación: ¿Qué supone esto, para mí, al nivel simbólico o espiritual?
Como bien vemos, para Viktor Frankl, la búsqueda y el establecimiento del sentido humano es, antes de todo, una dinámica dirigida hacia el exterior, el mundo de los otros seres y las culturas.
«Dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo, bien sea para realizar un valor, bien para alcanzar un sentido o para encontrar a otro ser humano». Ibid., p-25
Estado psicológico y consciencia de nuestra condición.
La experiencia de internamiento y de supervivencia que vivió Viktor Frankl nos ofrece, a su lectura, la oportunidad de pensar lo que debería ser: ser conscientes.
«En psiquiatría hay un estado de animo que se denomina “ilusión del indulto”. Se trata del proceso de consolación que desarrollan los condenados a muerte antes de su ejecución; conciben la infundada esperanza de que van a ser indultados en el último minuto.»Ibid., p-43
De la misma forma que existen prisiones reales y campos de concentración, también existen prisiones mentales y espacios inaccesibles.
Esto debería ser un marcador importante para, siempre ser consciente del estado de nuestra condición psicológica de ser humano:
- ¿Estoy libre o encadenado?
- ¿Cuáles son las prohibiciones y los espacios de expresión denegados?
- ¿Vivo realmente consciente de ello?
Tal y como en la herramienta de la Ventana de Johari, es importante ser conscientes de:
- Lo que uno conoce de si-mismo,
- Lo que uno desconoce de si-mismo,
- Lo que los demás desconocen de uno-mismo,
- Lo que ni uno-mismo, ni los demás, conocen sobre uno-mismo.
Al parecer las situaciones extremas de reclusión, o de supervivencia, desarrollarían un nivel muy alto de conciencia de la condición humana.
Probablemente esto estaría relacionado con el nivel de vigilancia, y de atención con el entorno, por encima de lo normal, que requieren tales situaciones.
«Yo sostenía, antes de mi internamiento, que tras cinco o diez años una persona estaba en condiciones de saber si algo la había favorecido o no en la vida. En el campo de concentración el tiempo se acortaba: en cinco minutos ya sabíamos si algo había sido beneficioso.» Ibid., p-84
Ser un hombre único frente al destino.
Frente al sufrimiento extremo y a la desesperación, la ultima voluntad se aprende de memoria.
(La conciencia de sentirse un ser humano esta tan arraigada en el espíritu que resulta imposible arrancarla incluso en las lacerantes condiciones del Lager, pero ¿Cuántos hombres, libre o cautivos, la conservan?) Ibid., p-92
Lo que nos indica Viktor Frankl es que cuando un ser esta privado de libertad real, física, puede, por el hecho mismo de ser un ser humano con conciencia, procurar encontrar la libertad interior y aprender de toda experiencia.
El hombre, ante todo, mantiene su capacidad de elección.
“El hombre puede conservar un reducto de libertad espiritual, de independencia mental, incluso en terribles estados de tensión psíquica y física.” Ibid., p-95
De hecho, Frankl nos comunica una de sus lecciones más importantes aprendida en el campamento de concentración: “al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la libertad humana – la libre elección de la acción personal ante las circunstancias – para elegir el propio camino.”
Es lo que hace, de él, un ser “único” y no un prisionero “típico”, un número más, tal y como las condiciones del campo nazi y los “Kapos” esperaban poder observar con certeza e indignidad.
“Precisamente esa libertad interior, que nadie puede arrebatar, confiere a la vida intención y sentido.” Ibid., p-96
Como lo dice Frankl, en ese sentido, el destino es un regalo que ofrece al hombre oportunidades únicas de superación y transformación.
Pocos entre nosotros estaremos en capacidad de tal superación, pero si podemos, para empezar, ser conscientes de esas oportunidades que cuando se presentan a cualquiera persona invocan la máscara del dolor, el sufrimiento y la aniquilación de toda forma de esperanza.
En tales difíciles momentos, y como lo menciona Frankl, la vida es “vida provisional” y de duración desconocida.
Y porque la percepción del tiempo cambia, en tales circunstancias, el “final de la incertidumbre” produce la “incertidumbre del final.”
“Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptarlo porque el sufrimiento se convierte en su única y singular tarea. Es más, tendrá que a la consciencia de que ese destino doloroso le otorga el valor de la persona única e irrepetible. Nadie puede redimirlo de su sufrimiento ni sufrir por él. Sin embargo, es en su actitud frente al dolor donde reside la posibilidad de conseguir un logro excepcional.” Ibid., p-107
¿Porqué algunos lo logran mientras tanto otros no?
Precisamente, nos comenta el autor, es el conocimiento del “porque” lo que permite “soportar casi cualquier como”.
Aquí tenemos una de las llaves maestra de la obra de Viktor Frankl: sin conocer y entender el “porque” de su existencia, el hombre no podrá soportar o superar ciertas condiciones.
El “porque” identificado es lo que producirá la conducta justa frente a las pruebas de la existencia.
Como nos lo dice muy justamente el autor: ¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es quien ha inventado las cámaras de gas, pero también el que ha entrado en ellas con paso firme, musitando una oración.”